Cecil Beaton
Ha estado interesado con el mundo de la moda desde temprana edad gracias a su madre, su tía Jessy y los dibujos de Bessie Ascough para el diario Evening Standard que Beaton coloreaba con acuarelas, tuvo también un contacto temprano con la fotografía gracias a que su nana tenía una Kódak 3A y después de aprender a utilizarla pedía a su madre y hermana que posaran para el.
Diario con ilustración de Bessie Ascough
Más adelante se convierte en fotógrafo oficial para revistas como Vogue y Vanity fair, fotógrafía a numerosas celebridades hasta que, en 1938 introduce unas pequeñas frases anti-semitas junto a una ilustración para Vogue y es despedido, con lo que se convierte en fotógrafo de guerra por recomendación de la reina de Inglaterra, a la que continúa fotografiando junto a otros miembros de la realeza.
Después de esto se convierte en diseñador de vestuario, siendo el vestuario de My Fair Lady (1964) la cúspide de su trabajo como director de vestuario pues gana un premio de la academia.
Marilyn Monroe y Audrey Hepburn
Sin embargo, este talentoso fotógrafo de modas llegó a ser gran parte de mi inspiración no precisamente por su trabajo como diseñador de vestuario ni como fotografo, sino por sus palabras. En el año 1954 escribe e ilustra El Espejo de la moda, libro lleno de sus recuerdos sobre la gente en su opniión con más estilo. anécdotas que lo mezclan a el, a celebridades y al mundo de la moda desde su niñez y que me encuentro leyendo en estos momentos.
El libro contiene lo que son en mi opinión valiosas sentencias sobre la moda, algunas con las cuales me identifico, otras que me dan que pensar pero en general que me han ayudado a darme ideas y que quisiera incorporar en mi proyecto.
(...)Pero es cierto que entre las naciones occidentales solamente Francia parece haber aprendido la lección, trabajando siempre para elevar la moda y les arts mineurs a un grado de perfección comparable a la pureza de su literatura o de su pintura
Cecil Beaton